sábado, 1 de agosto de 2020

Idependencia

    Siempre he sido muy independiente. Pese al deseo de que el ser humano sea dispensable en mi vida, soy consciente de que es imposible de cumplir. Somos seres sociales y necesitamos el contacto. La felicidad sólo es real cuando se comparte. Las interacciones sociales me han aportado los mejores momentos de mi vida, e incluso las actividades que me gusta realizar en soledad están indirectamente relacionadas con otros seres humanos (los que tocan la música que escucho, los que escriben los libros que leo, los que hacen las series que veo...). 

    Pese a estar inevitablemente atada a la sociedad y, en especial, a mis seres queridos, me alegro de ser emocionalmente (que no económicamente, por desgracia) independiente. Soy consciente de que todas las personas que me importan son individualmente incomparables e irremplazables, y su pérdida significaría un duro golpe. Pero, obviando eso y que siempre voy a necesitar algo de los demás, por pequeño que sea; el hecho de poseer la seguridad interior de que puedo valerme por mí misma es lo que genera esa convicción en mi ser de que puedo seguir viviendo pase lo que pase. 

    En la práctica, ya veremos si es posible o no. 

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